
El mantenimiento adecuado del armamento reglamentario es una responsabilidad fundamental de todo agente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, regulada por el Reglamento de Armas (Real Decreto 137/1993) y las Instrucciones Técnicas específicas de cada cuerpo. Un arma bien mantenida no solo garantiza su funcionamiento óptimo cuando más se necesita, sino que también prolonga significativamente su vida útil y previene fallos mecánicos que podrían comprometer la seguridad del agente y de terceros.